Un pueblo en una ciudad…
Cuando pasees por la parte antigua del distrito creerás que te has teletransportado a un pueblecito encantador de la Catalunya interior. Lo vivirás en los alrededores de la plaza Mercadal, digna de salir en tu instagram desde diversos puntos de vista. En la plaça de Orfila podrás admirar la iglesia neoclásica de Sant Andreu del Palomar. Y en la iglesia de Sant Pacià podrás admirar (¡sin colas!) un mosaico de Gaudí. La calle Gran de Sant Andreu es el dinámico centro comercial de esta zona.
…Y una ciudad futurista en un pueblo
Sant Andreu tiene un pasado industrial y sus antiguas fábricas se han reconvertido hoy en equipamientos, parques y centros de creación, por lo que el ambiente es una interesante mezcla de familias, gente del barrio de toda la vida y jóvenes artistas y artesanos. La antigua fábrica de hilaturas Fabra i Coats conserva parte de su patrimonio fabril pero hoy es un centro neurálgico de creación y artes escénicas y plásticas. La factoría de camiones de La Pegaso es ahora un gran parque cruzado en su totalidad por un canal de agua. Otro modelo de renovación exitosa es la remodelación del canódromo cuyo edificio está dedicado a la Investigación Creativa y de Innovación. El centro comercial La Maquinista reúne más de 200 tiendas en un espacio racional y abierto. Y el puente de Bac de Roda, de Santiago Calatrava, es un ejemplo de su nuevo patrimonio arquitectónico. Además, los amantes de la arquitectura y el diseño no pueden perderse una visita a la Casa Bloc, diseñada por el grupo GATPAC y ejemplo de la arquitectura racionalista de los años treinta.
También podrás contemplar establecimientos centenarios como la Cansaladeria Puig, que muestra en su fachada un casquillo de bomba del año 1843; la Taberna Can Roca, donde recomendamos tomar un reconstituyente desayuno de cuchara o la imprenta más antigua de Catalunya, la imprenta Baltasar, que en 1861 ya daba servicio a la Fábrica i Coats. El forn de Can Tur en la calle Virgili, con su pan artesanal, o la Churrería Sant Andreu, con sus tradicionales churros con azúcar y con chocolate, son otros ejemplos de establecimientos con una historia y tradición que enorgullece a los vecinos del barrio. Los mismos vecinos que hoy, como hace más de cien años, se reúnen en el mítico Bar Colombia de la Rambla de Fabra i Puig, originario de 1913 y que apenas ha cambiado desde entonces.